ANIVERSARIO 64 DE LA PUESTA EN MARCHA DE LA FÁBRICA DE NÍQUEL DE MOA.
La colonia española en Cuba fue sustituida por el gobierno interventor norteamericano en 1898, cuando el triunfo con las armas de los patriotas cubanos fue escamoteado por el naciente imperialismo del norte: desde entonces, hasta principios del siglo XX la explotación minera en Cuba se redujo y sólo se trabajaba en las minas de hierro de Firmeza y Daiquiri, al sudeste de Santiago de Cuba.
Las empresas mineras norteamericanas aprovecharon la intervención, por la que enmascaradamente habían azuzado, y enviaron a Cuba en primer lugar a sus técnicos para que les informaran de las posibilidades de desarrollo de los yacimientos y de las condiciones generales.
En el año 1901 el gobernador militar, general Leonardo Wood, pidió a su gobierno en Washington que se autorizara a un grupo de geólogos norteamericanos para que hicieran un informe sobre las reservas geológicas de Cuba. Como es natural las lateritas del norte oriental ocuparon una parte de ese informe, pero siempre vistas como mineral de hierro.
En ese informe se retrata de forma singular la situación de los minerales lateríticos de Moa y Mayarí en el año 1901 y deben resaltarse los aspectos siguientes:
No aparece reportado el contenido de níquel y cobalto.
El mayor volumen de mineral de hierro existente en las lateritas, que está constituido por su masa terrosa y que en la actualidad se explota en nuestras minas, era considerado como arcilla y se estudiaba su eliminación mediante el lavado.
En los años 1902 y 1903 compañías norteamericanas continuaron realizando exploraciones en Moa y otros sitios del norte oriental, pero siempre se consideraba como mineral de hierro sólo una parte de las lateritas.
En el año 1904 la compañía American Spanish Iron, subsidiaria de Pensilvania Steel Co. Inició las exploraciones en Pinares de Mayarí mientras solicitaban del gobierno cubano grandes concesiones de tierra donde estaban enclavados los cotos mineros.
El presidente de esa compañía en su división de Oriente norte era el señor Charles F. Rand que mantenía relaciones de trabajo con los hermanos Aguilera Kindelán, hijos del patricio bayamés Francisco Vicente Aguilera, quienes estaban asociados a ese consorcio en la explotación de minas de manganeso.
Eugenio Aguilera Kindelán acompañó al señor Charles Rand en una visita a los yacimientos lateríticos de Mayarí y Moa y le aconsejó sobre la importancia de esos grandes depósitos de hierro.
Esta cuenca minera se dividía en tres grandes cotos: Moa, Levisa y Caboníco. Las minas de Moa se extendían desde el Río Toa en el este, hasta la finca Cananova al oeste.
Con el fin de llevar a cabo pruebas con esos minerales, se efectuó el primer embarque de Cuba a Estados Unidos, consistente en cinco mil toneladas de la mina Candelero en el barrio de Cabonico, que se cargó en la bahía de Levisa.
Ese mineral se procesó en los altos hornos de la compañía y con el acero obtenido se fabricaron carriles que fueron colocados en las líneas del ferrocarril del estado de Pensilvania. El resultado fue muy satisfactorio y quedó comprobado que este mineral reunía condiciones para la fabricación de aceros.
Al conocerse esos resultados las denuncias realizadas por la compañía norteamericana American Spanish Iron Co. para lograr concesiones mineras, trajeron debates con los propietarios de las tierras, que sostenían nuevamente que los terrenos no eran minerales sino ocres, sin embargo triunfó el alegato del presidente de la compañía, Mister Rand, y fueron dadas las concesiones a la empresa foránea.
En las investigaciones llevadas a cabo por esa compañía en 1904 en Mayarí se comprobó que el material que cubría los yacimientos y que se consideraba arcilla, tenía también un alto contenido de hierro, por ello el mineral dio un alto salto en el volumen, adquiriendo mucho más valor.
El contenido de níquel en las lateritas cubanas fue descubierto en 1905 cuando la compañía Bethlehem Cuba Iron Mines Co. embarcó mineral de unos depósitos de Mayarí y en Pensilvania comenzó a producir hierro cechino en altos hornos. Se encontró que el mineral contenía suficiente níquel para impartir fragilidad al acero.
Estos descubrimientos provocaron que los yacimientos de Moa llamaran la atención de los intereses mineros norteamericanos, es así que entre 1905 y 1906 la compañía American Spanish Iron Co, que presidía Mister Rand, comienza a desarrollar los yacimientos de Moa.
Se desarrollaron más de mil hectáreas de terreno mineral, se levantaron mapas de distritos, se hicieron exploraciones hidrográficas y se tomaron miles de muestras que fueron analizadas. Esto propició que muchos vecinos de la zona fueran empleados como peones en estos trabajos.
En 1907 esa propia compañía inicia la construcción de una planta para nodulizar el hierro de los yacimientos de Pinares de Mayarí. La planta se levanta en el lugar conocido por Felton en la Bahía de Nipe. También se construye una línea de ferrocarril entre ese lugar y Piedra Gorda en Pinares y los famosos planos inclinados por donde bajaban el mineral.
Esa planta comenzó a operar en 1909 y su costo fue superior a los ocho millones de dólares. Operó entre 1909 y 1917 y envió a Estados Unidos más de 4 millones de toneladas de nódulos de hierro para la producción de aceros.
En el año 1909 se conocía de personas interesadas en adquirir en calidad de arrendamiento el territorio de la finca rústica llamada Gran Tierra de Moa, el alcalde de Baracoa acuerda sacar a subasta los referidos terrenos en una extensión de 10 mil hectáreas, con un precio de arrendamiento de entre 25 y 30 pesos por caballería.
El 4 de septiembre de 1909 culmina esta subasta y los terrenos son adquiridos en calidad de arrendamiento por 25 años por el señor Eugenio Aguilera Kindelán, socio de Mister Rand, el presidente de la American Spanish Iron Co. Así los yacimientos minerales de Moa pasan a manos de esa compañía norteamericana.
En 1910 los trabajos de exploración de los yacimientos lateríticos de esta región habían sido realizados en Pinares de Mayarí, Sagua de Tánamo, Baracoa oeste, Yamanigüey, Los Lirios, Cabañas, Yagrumaje y otros.
Según se publicó en el Congreso Internacional de Geología en Suecia en el año 1910, las reservas minerales de hierro en los yacimientos cubanos eran de más de dos mil millones de toneladas.
Como es natural, esas reservas cubanas aparecían registradas a nombre de intereses norteamericanos, como la American Spanish Iron Co., The Juragua Iron Co., The U.S. Steel Cor., y otras más. En esos momentos se podían considerar esas reservas de hierro como las mayores del planeta.
La compañía American Spanish Iron Co., que había adquirido los derechos de explotación de los yacimientos por 27 mil pesos, en el año 1910 proyecta construir en Moa una planta de nodulizar el mineral similar a la que tenía en Felton.
En un informe realizado por esa compañía se analizaron las características del puerto de mar, las posibilidades de instalar líneas telefónicas con Mayarí, la construcción de instalaciones portuarias, ferrocarril interno, planta eléctrica, hornos para nodulizar el hierro, suministro de agua y otras instalaciones auxiliares, incluyendo viviendas. Para ello se presupuestaron tres y medio millones de dólares para las obras.
En el informe se hace constar la disponibilidad de mano de obra, se hablaba de emplear españoles para el ferrocarril y a los cubanos como carpinteros y peones. Se expone que en este país las huelgas eran de rara ocurrencia y que no existían sindicatos. El salario a pagar sería de un peso diario y hasta un peso cincuenta centavos por diez horas de labor.
En ese informe se asegura que importantes compañías dedicadas a la fabricación de aceros en ese año 1911, estaban interesadas en la región de Moa. La U.S. Steel Co. y la Bathlehem Steel Co. estaban bien representadas por sus compañías subsidiarias American Spanish Iron y Juragua Iron Co.
No hay dudas de que esta fue una época peligrosa para las reservas minerales cubanas, porque de haberse explotado al ritmo que se pretendía, hubiera significado el agotamiento de zonas ricas que hoy explota la Industria Cubana del Níquel como materia prima para la producción de níquel y cobalto. Aunque ya para esa época en los análisis metalúrgicos de las lateritas se señalaba la cantidad de níquel y cobalto que contenía, el interés directo de aquella etapa era sólo el hierro, mientras el níquel y el cobalto no se iban a aprovechar.
A partir de estos años, aunque en Moa no se explotaron los yacimientos lateríticos hasta casi medio siglo después, las compañías norteamericanas siguieron haciendo exploraciones y estudios, y se realizaron muchas transacciones entre ellas por el derecho de concesión para la explotación de estas riquezas, que pasaron de mano en mano a las compañías extranjeras y que se mantuvieron como reservas minerales del gobierno norteamericano.